21 de noviembre de 2006

La vuelta al Rin en un fin de semana.

Raquel ya llevaba dos fines de semana en Düsseldorf, estaba nerviosa, impaciente, no permanecía quieta. No se si os habéis fijado en como pasean de un lado a otro de su jaula sin parar los animales de un zoo, pues ella estaba igual.

Armada de su portátil y de su conexión wifi, alivió su estado de angustia encontrado un destino para el fin de semana que se nos echaba encima: Koblenz y la ruta del Rin.

Para ello localizó una buena oferta para una noche en una Ferienwohnung (Casa de alquiler) en el pueblo de Braubach a 20 km al sur de Koblenz.

Llegó el sábado y tras preparar una pequeña maleta y la caja de comida para el fin de semana y los cinco, a las 10h00 estábamos listos saliendo por la puerta del garaje y rumbo a Koblenz.

Tras localizar la oficina de turismo de la ciudad, y ser despachados de ella en menos de 30” y con el plano de la ciudad bajo el brazo, iniciamos nuestro recorrido a pie por la ciudad. La señora de la oficina de información daba la impresión de que sólo te concedía un pregunta. Tras contestarla, ya miraba al siguiente de la cola para ver que quería. Raquel se tuvo que poner tres veces a la cola para hacer tres preguntas.

Visitamos la parte vieja de la ciudad y en especial, la Deutsches Ecke (Esquina alemana). Se trata de la esquina formada por la unión de dos grandes ríos alemanes: El Rin y el Mosel. Allí se ha construido un monumento en honor a la unidad alemana. De allí vuelta a la parte vieja a la búsqueda de una buena cervecería para comer un buen plato alemán. Tras llenar nuestras panzas, y jugar un poco con la portería de fútbol, seguimos con la visita y nos dirigimos en coche al otro lado del Rin, para observar el atardecer sobre Koblenz desde lo alto de la fortaleza militar. Precioso.

Eran las 16h00 y nos dirigimos al pueblo de Braubach, dónde íbamos a pernoctar. Tras contactar con la dueña y la visita de presentación de la casa, nos quedamos los cinco instalando nuestras cositas en la casita. Raquel tiene buen ojo y nos localizó una casa estupenda con todo lo necesario y más. Una pequeña visita al pueblo y a casa a cenar unos buenos filetes comprados el viernes en Düsseldorf.

Al día siguiente nos dirigimos por todo lo largo de la orilla del Rin viendo los castillos que se hallan en las colinas a ambos lados del río. Son innumerables, a cada curva que da el río, aparecía otro castillo. La mayoría restaurados y ocupados ahora por hoteles pero alguno en ruinas también. La verdad es que es una ruta que debe hacerse por lo bonito del paisaje. ¡¡¡Hasta hay un castillo en medio del Rin!!!

Bajamos así hasta Rüdesheim, dónde después de visitar su parte vieja, comimos un buen Schnitzel (Filete de cerdo empanado). Después de comer cruzamos a la otra orilla para volver sobre nuestros pasos en dirección norte. Pero para ello cruzamos en barco transbordador. Los peques alucinados.

Llegamos a nuestra última parada: el pueblo de Bacharach. Un precioso pueblo con las casas típicas de la región, tipo Hansel y Gretel. Allí nos tomamos un Café con Kuchen y visitamos el castillo. Para ello tuvimos que subir unos cuantos miles de escaleras, que a los niños no les supuso ningún esfuerzo, pero a los padres nos hizo sacar la lengua. Eso si, las vistas arriba eran imponentes.

En poco menos de dos horas ya estábamos sanos y salvos en casita de Düsseldorf. Los niños agotados y Raquel satisfecha de su excursión. ¿Cuánto tardará en volver a estar nerviosa como osa en jaula encerrada? No lo se pero ayer ya la sorprendí mirando alojamiento para Hamburgo...

Pero este próximo fin de semana toca quedarse en Düsseldorf para visitar el mercado de Navidad y quizás hagamos una excursión a Neanderthal para ver el yacimiento y el museo.

Una excursión digna de repetir, quizás otra vez en verano para que así el sol nos luzca mejor las vistas.

Y como siempre las fotos: Aquí

15 de noviembre de 2006

Regalo de cumleaños

Y como regalo por el cumple del Blog, os he preparado un pequeño vídeo con las primeras pedaladas de Marco. Podéis verlo en Google-vídeo aquí.

14 de noviembre de 2006

Felicidades blog!!!

Pues sí, casi sin darnos cuenta, ha pasado un año desde que este blog nació.

Un año de relatos sobre nuestras aventuras e impresiones en nuestro hogar de acogida. Quizá no le interese a nadie y sólo haya sido leído por nuestra familia, pero al menos a ellos les habrá acortado un poco la distancia que nos separa y les habrá mantenido al corriente de nuestras peripecias.

En todo caso, ahí queda y si a alguien le aprovecha y le aporta algo de información, pues mejor.
Y vuelvo a decirlo: ¡¡¡Felicidades Blog!!!

4 de noviembre de 2006

La Bresse 2006

Por segundo año consecutivo hemos acudido a la reunión familiar que se celebra en La Bresse, un pueblecito al Oeste de Francia, en una conocida región de montaña llamada Los Vosgos.

Con permiso de mi jefe, pude cogerme dos días libres antes del 1 de Noviembre y formar así un macro puente de cinco días.

Este año, y creo que por resonancia de lo bien que nos lo pasamos el anterior, acudió más familia. En total llegamos a juntarnos unas 37 personas, de los cuales 15 eran niños. Os podéis imaginar que mesa juntábamos a la hora de comer y cenar.

Durante esos 5 días, nos juntamos en un albergue de montaña de mi tío, y allí nos lo tenemos que hacer todo: cocinar en la cocina industrial con perolos a juego, fregar poner en marcha la chimenea, ...Hay habitaciones de sobra para alojar unas 60 personas, por lo que podemos elegir la habitación que queramos y poner a todos los niños en una habitación con literas.

Para los padres es un desahogo, pues los niños se juntan entre si y no los ves más que para comer y cenar, el resto del día están jugando por la casa o por el monte. Y para los niños otra oportunidad de estar inmersos en el lenguaje francés.

Se realizaron varias actividades exteriores, como paseos por el monte, marchas de 16 km, paseos por los pueblos cercanos y un tarde fue toda la familia a recorrer una serie de pruebas tipo Gymkana por los arboles, con pasos entre árboles por puentes de cuerda, tirolinas,...Todos bien asegurados con arneses y cuerdas.

Yo aproveché dos mañanas para hacerme dos rutas de bicicleta de montaña, que me sentaron de maravilla. La zona es preciosa y con el otoño de lleno más aún.

También celebramos Halloween. Mi hermana trajo disfraces para nuestros peques y decoramos la sala de estar con telas de araña, murciélagos y arañas. Un pena que en el pueblo se anuló el desfile de Halloween, que sino hubiésemos acudido.

Os dejo una pequeña colección de fotos aquí.