
A los cuatro días de San Valentín, empieza la recta final de los carnavales. Y aquí se celebran por todo lo alto: Son las fiestas del pecado, de la carne es débil. Tanto que según las encuestas un 50% de los hombres y un 47% de las mujeres son infieles a sus parejas durante estas celebraciones. Y por los comentarios que se hacen, se trata de una infidelidad consentida.
El jueves de carnaval, es el día de las mujeres. Salen a la calle a abastecerse de carne fresca, y por lo tanto los hombres se dejan ver para ser comidos por esas mujeres hambrientas. Si al hombre se le ocurre ataviarse con una corbata, esta le será cortada por las hembras (como en nuestras bodas).
El viernes y el sábado se celebran múltiples fiestas privadas de disfraces, esparcidas por todos los bares, locales de fiestas, teatros y recintos de asociaciones de la ciudad.
El domingo de carnaval se juntan disfrazados durante todo el día en la Königs Allee. El objetivo de la jornada es el de ingerir la mayor cantidad de alcohol posible.
Y el lunes, “Rosenmontag”, es el día del “Zug” o lo que en cristiano significa el desfile de carrozas. Es un desfile largísimo de unos 3 a 5 Km de largo. En ellas hay carrozas de todos los barrios de la ciudad, desde las que van tirando las más de 5 toneladas de caramelos y dulces que se repartieron a lo largo de todo el recorrido. Los motivos de las carrozas son más bien políticos, con alusiones e ironías hacia el gobierno.
Las calles están abarrotadas de gente. Y aunque no llueva, se llevan un paraguas, para abrirlo al revés y recoger así la mayor cantidad de caramelos.
Los niños tuvieron una serie de actividades en sus colegios durante la semana anterior, a los que fueron disfrazados. También tuvimos todos una fiesta el sábado por la noche en casa de unos amigos, dónde los peques se lo pasaron de lo lindo, y el lunes estuvieron rellenando sus respectivas bolsas de caramelos.
Volviendo a lo escrito al inicio de regalar rosas. Aquí en Alemania, si vas a una floristería y pides un ramo de rosas, te dan un ramo de rosas y punto. A nada que quieras que te lo decoren un poco para que no quede tan soso, tienes que pagar cada extra, a pesar de que las rosas ya las estás pagando caras. Es como cuando vas a los pocos sitios dónde puedes comprar pescado: Si pides una lubina, cogen la lubina tal cual, la meten en una bolsa y te la dan tal cual, sin limpiar ni nada. Y no se te ocurra pedir que te la limpien, pues te pueden armar tal destrozo en el pescado que mejor dejarla tal cual. Así cualquiera es pescadero en este país.
Por supuesto, podeís ver las fotos de estos días aquí