
A mi hasta esta vez me traía recuerdos de altas temperatura, días largos y disfrutados hasta altas horas de la noche. En definitiva recuerdos positivos.
Pues bien, desde que volvimos a Düsseldorf el pasado 5 de Agosto, esos recuerdos no coinciden con la realidad. Desde aquel día no ha parado de llover y os juro que no hemos tenido un solo día completo de sol, qué digo un día, ni siquiera medio.
Las temperaturas no sobrepasan los 22 grados centígrados.
Creo que nos está afectando seriamente al estado de ánimo y al volver a casa sólo pensamos en cenar y meternos a la cama. La poca luz gris que queda a las 7 de la tarde entristece mucho.
Esperemos que Septiembre no sea tan duro y nos levante un poco el ánimo, que si no ya me veo escapándome a Mallorca con el resto de los alemanes.
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