La "mini" ciudad nos encantó a todos. Está muy bien hecha, con todos los detalles de los edificios, y lo que más les encantó a los niños fueron todos los ferrocarriles, aviones, barcos, puentes colgantes, camiones, coches que se movían por su propia cuenta. Hasta había un par de exclusas para salvar el desnivel de los ríos, en los que entraban y salían barcos. Muy bonito y mucho trabajo invertido.
Eso si, vaya precios. Para poder ver la ciudad, tuvimos que pagar más de 40€, y eso que conseguimos que Marco no pagara (Tragaron que todavía no tenía tres años).
Comimos allí mismo y degustamos la especialidad de Holanda: Las patatas fritas.
Después de llenar nuestros estómagos de patata, nos encaminamos a un pueblecito costero al norte de Amsterdam. Pueblecito que nuestra guía turística particular (léase Higinia) nos recomendó. Pero se ve que a parte de a nosotros se lo recomendó a otros 20 autobuses de españoles, que se hallaban allí.
El pueblo se halla en la punta de una península en forma de dedo apuntando al norte. Dedo de unos 50 m de anchura. A ambos lados de la carretera teníamos el mar. Un lugar único y de gran belleza. Típico paisaje holandés.
La carretera acaba en un parking, parking de pago por supuesto. ¿U "sos" creíais que los Holandeses eran tontos? ¡Pues no! No sólo te obligan a aparcar y pagar por el coche, sino por número de ocupantes del coche. Se ve que en ese momento se agachó Marco y nos contaron uno menos.
El pueblo es peatonal, con todas las casas de madera, pintadas en verde y blanco. Muy típicas. Todo el pueblo está dedicado al turismo, con bares, restaurantes y un hotel. Tiene su encanto y merece la pena visitarlo. Gracias desde aquí a nuestra guía turística.
Para llegar a Marken tuvimos que pasar por el cinturón exterior de Amsterdam. De repente y circulando por allí me percaté de que hacía apenas 8-9 años había recorrido esa carretera con Raquel. Por aquél entonces ibamos en un Ford K alquilado, de turismo por Holanda y lo único que iba en la parte de detrás de los asientos eran las maletas. ¡¡¡Cómo nos han cambiado las cosas en tan poco tiempo!!! Eso si, por suerte todo a mejor.