14 de septiembre de 2006

Zandvoort

Increible pero cierto: Este domingo hemos estado tumbados al sol en la playa al borde del Atlántico. Los niños y el padre haciendo agujeros y castillos en la arena y la madre tostándose al sol.

Era una estampa inimaginable desde estar un mes completo sin un rayo de sol. Véase el post anterior "Agosto".

Por fin llegó un fin de semana completo con sol y nos fuimos a la costa holandesa. En apenas tres horas nos presentamos en el pueblo de Zandvoort y tras aparcar, cargados con todos los bártulos (toallas, cubos, palas, rastrillos, ...) nos instalamos en la arena.

Las playas holandesas son kilométricas y con mucha anchura, por lo que ya puede estar medio Alemania y parte de Holanda en la playa que nunca habrá problema de sitio.

En la parte de arriba está lleno de chiringuitos con sus hamacas y sombrillas, donde puedes comer y beber, o llevarte lo comprado a la toalla.

Pero lo mejor de todo es que por la playa circulan tractores con un remolque-cocina y se paran cada kilómetro. Allí puedes pedir toda clase de variedades de pescado fritas, con patatas y demás guarniciones.

Así que no hace falta casi levantarte de la toalla pues te traen la comida a borde de playa.

Los enanos se bañaron a pesar de un agua congelada y estuvieron saltando olas sin parar. También pudimos coger cangrejos, que se escondían bajo la arena al verte.

Los peques acabaron agotados del intenso día. Prueba de ello fue que durmieron durante todo el viaje de vuelta.
El pueblo es bonito, con una construcción peculiar, de casas alineadas con no mas de dos pisos de altura. Muchas con tejas de cerámica coloreada brillante y otras tantas con tejado de heno. Todas con un pequeña parcelita de terreno, pero lo que más destaca es el orden, la pulcritud y lo cuidado que está todo. Casas con enormes cristaleras y sin una sola cortina, lo que permite ver todo lo que acontece en su interior.

Al llegar a casa, nos esperaba la rutina de los deberes, baños, cena y rápido a la cama. Pero esta vez teníamos un sentimiento de felicidad, por haber pasado un buen día. No os podéis creer lo que animan unos rayos de sol.

Esta vez podéis ver las fotos en un nuevo servidor de fotos que estoy probando: el de Picasaweb. Otro nuevo servicio de Google. Tenéis el enlace en la parte derecha, pero también podéis pinchar aquí.

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