Teníamos reservado para las noches del viernes y sábado una Ferienwohnung en las afueras de Hamburgo. Vivienda que en cuanto a tamaño y equipamiento no nos defraudó, pero en cuanto a limpieza dejó mucho que desear. Es una pena que en las fotos que aparecen en internet no se aprecien los montones de pelusas que se acumulan debajo de las camas.
Antes de pasarnos por la vivienda, el mismo viernes tras casi 6 horas de viaje sorteando atascos, aterrizamos en la plaza del ayuntamiento de Hamburgo. Allí encontramos los primeros indicios de que nos esperaba una grande y bonita ciudad.
El sábado a las 9h00 estábamos ya buscando un aparcamiento en el centro dispuestos a “patearnosla” de arriba abajo. Encontramos sitio gratis en la zona del puerto, dónde estaban los antiguos edificios de aduanas.
Debe ser intrigante, como un coche negro a baja velocidad aparece por las tranquilas y desiertas calles de una ciudad dormida, como aparca y empiezan a salir de él, cinco humanos, de los cuales tres se equipan de unos extraños objetos de dos ruedas, que con su movimiento van rompiendo el silencio hasta entonces reinante. Esa es la familia Tiberghien Presa con sus tres hijos equipados de patinete.
Ya que estábamos en ella, visitamos toda la zona de aduanas, flanqueada por unos edificios típicos de ese uso y que ahora contenían almacenes de alfombras y otros productos provenientes de oriente. Anteriormente en ellos se almacenaban especias, té, café…
He de aclarar, que Hamburgo, a pesar de estar a 100 km del mar, es el segundo puerto más importante de Alemania, gracias al Elba. Otro impresionante río, totalmente navegable. El Queen Mary es uno de los asiduos a sus diques.
Desde allí nos subimos en uno de los muchos autobuses turísticos que opera en la ciudad. Ya conocéis el principio: realiza un recorrido circular por los puntos más turísticos de la ciudad a la vez que os van explicando lo que se va viendo. Puedes bajarte en cualquier parada y subir en el siguiente, así a lo largo de todo el día. Fue la elección que mejor podíamos haber tomado para visitar la ciudad.
Hamburgo es una ciudad muy grande, con 1,7 millones de habitantes y con distancias al estilo de Berlín. El río, lago y canales le dan un cierto aspecto a Venecia. Y un ambiente de ciudad costera. Es una ciudad moderna, pero con una parte vieja con encanto. Su lago posee un chorro de agua hacia arriba al estilo de Zurich.
Pero no nos dejemos engañar por la suerte que tuvimos: está al norte de Alemania, y aquí la lluvia y el frío son normalidad. Aunque sus habitantes han sabido hábilmente resolver esta pega: Hamburgo es una de las ciudades con mayor número de galerías de tiendas cubiertas de Europa. Por lo que por mucho que llueva puedes hacer tus compras, ir a restaurantes, cines y tomarte un café durante todo el sábado sin mojarte.
Pudimos también comprobar el alto nivel de vida, tanto por la forma de vestir de la gente que había en la calle, los coches que por allí circulaban, como por el precio del alojamiento y los restaurantes.
Los peques nos arrastraron a dar una vuelta en barco por la zona portuaria. Paseo que a todos nos gustó y nos dejó impresionados al ver los inmensos barcos de transporte de contenedores. Vaya magnitudes! También asombroso la cantidad de contenedores que en u mayor parte vienen de China y alrededores.
También visitamos la zona de St. Pauli, dónde se halla un conocido (yo no tenía ni idea de que existía) barrio, el Reeperbahn, al estilo del barrio rojo de Amsterdan. Con infinidad de locales de strip-tease, sex-shops, casas de señoritas, etc…Pero reconocí un par de sitios que vi en una película de cine de no hace mucho.
Para acabar y contentar a todos, fuimos a la Feria de Primavera, para que los peques pudiesen montar en varias de las atracciones y dar una vuelta en la noria para ver todos, la ciudad desde el cielo.
A las 21h00 estábamos de vuelta a nuestro refugio, y tras una copiosa cena, fuimos todos de cabeza a la cama. Como siempre los peques se portaron fenomenal, aguantando el trote que les imponíamos y sin rechistar lo más mínimo. Habrá que verlos de mayores.
A las 12h00 estábamos en la plaza de Bremen, asombrados por la belleza de su plaza.
La primera actividad fue la de encontrar a los famosos músicos de Bremen. Tras pocos pasos los encontramos, aunque ninguno de nosotros pudo recordar el cuento al completo. Los niños son los que más fresco lo tenían en sus memorias, pero tampoco supieron contárnoslo al completo
Como el hambre llamaba, tras una pequeña visita a la oficina de turismo, comimos en una terraza al sol y al pie del río.
Tras llenar el estómago seguimos visitando la ciudad y prefiero que veáis las fotos a que tengáis que leer mis malas descripciones.
Visitando la catedral, le comento a Sofía: Sofía, esta es la casa de Dios. A lo cual me contesta: Aquí vivía?
Una zona muy bonita es el Schoorl, unas calles muy estrechas formadas por casas pequeñas de construcción típica.
Bueno, ya veo que no podéis aguantar más. Aquí tenéis los links a las fotos:
Hamburgo
Bremen
Y tras dos horitas de viaje, ya estábamos a orillas del Rin, disfrutando de los últimos rayos de sol del día.
1 comentario:
Y qué han dicho los peques sobre el "barrio Rojo", y/o sobre lo que hayan visto en el mismo?????
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