Siguiendo con nuestra racha de excursiones de fin de semana, para el puente de Mayo decidimos irnos al monte. Un poco de naturaleza nos iba a venir muy bien.
Así que tras las gestiones previas de búsqueda de alojamiento, tareas que soluciona a la perfección Raquel, el viernes después del trabajo nos dispusimos a meternos de lleno en el atasco. Sí, es así, los vienes por la tarde están las autopistas llenas. ¿Quién ha hablado de velocidad libre en las autopistas alemanas?. Tardamos una hora más de lo previsto, pero llegamos a nuestra casita rural.
Como siempre Raquel dio en el clavo. Una casita preciosa, muy bien equipada y con un balconcillo al sur aprovechable para asar y tomar el sol.
El sábado por la mañana me fui a andar en bici por el monte y aparecí por casa a la una del mediodía. Mientras tanto el resto se había levantado tranquilamente, desayunado y desahogado en el parque de juegos (sin arena!!!) que había justo debajo de casa.
Después de comer y, una buena y necesitada siesta para el padre y el hijo, nos fuimos por carreteras locales hasta el pueblo de Winterberg. Allí estuvieron jugando los niños en un parque y hasta jugaron al ajedrez. Papá y mamá cenaban en una terraza aprovechando los últimos rayos de sol del día.
Al día siguiente, domingo, nos fuimos a Willingen, dónde entre otras muchas instalaciones, disponían de un centro de cura con aguas minerales y un complejo de piscinas y toboganes. Peques y grandes disfrutamos de lo lindo.
Al salir, volvimos a comer a casita, y después hicimos un par de bajadas en los trineos con ruedas de Willingen.
Aclarar que esta zona y en invierno suele estar nevada y cuenta con multitud de remontes dispersados por las colinas para esquiar. Los pueblos recuerdan a los de Munich.
Las fotos de Willingen.
2 comentarios:
Parece que habia poco hambiente en el pueblo y la piscina, no se ve ni un niño en el parque ni tampoco bañandose ¿no?, de todas formas me dais mucha envidia....
Perdon por el error AMBIENTE. jejeje
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