
La velada empezó con la retransmisión de un partido de rugby entre Gales y Gran Bretaña y a continuación con un karaoke. Todo acompañado con unas buenas Guiness o Caipirinha.
Empezamos a las 19h00 y a las 24h00 ya estábamos de vuelta. Suficiente para pasárnoslo muy bien.
Tanto Raquel, como yo, subimos a la palestra a cantar, bueno, en mi caso más bien a intentar entonar. Pero echamos unas risas y de eso se trataba.
El grupo formado por las compañeras de clase de Raquel y sus maridos, era de lo más heterogéneo que se podía construir a partir de distintas nacionalidades: ingleses, franceses, japoneses, chinos, españoles y alemanes.
Lo mejor de todo: Teníamos nuestros medios de transporte aparcados a la puerta del bar: nuestras bicicletas. Qué gozada es ir de juerga con bici. En quince minutos estás en casa y sin haber tenido problemas de aparcamiento.
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