(Este post fue escrito en el avión que nos llevaba de regreso a casa por navidades. Hace concretamente un mes)
Hace 35 años mis padres decidieron emigrar a España, tras aceptar mi padre un puesto de trabajo en una filial de su empresa. Con él acarreó a toda su familia: mi madre y yo, que por entonces contaba con tres años.
Ahora me toca a mi. Pero esta vez traje como maleta a mi familia numerosa: mi irremplazable mujer, mis gemelitas y mi pequeño retoño.
Lo dicho: La historia se repite. Y no creo que sea fruto del destino o menos de la casualidad, sino mera consecuencia de haber sido educado en un ambiente propicio a los desplazamientos.
Estas primeras líneas solo sirven de introducción al tema de este Post: La globalización y los medios de transporte.
Ahora mismo estoy escribiendo estas líneas desde el avión que nos llevará de regreso a nuestro hogar por nuestras vacaciones navideñas. Al lado tengo a mi hijo de tres años, sentado en su tercer o cuarto vuelo de su corta existencia. Esta sentado tan tranquilo, como si de un viaje
en su silla de paseo se tratase.
En estos momentos es cuando recuerdo los largos viajes de 15 horas que realizabamos por estas fechas para reunirnos con la familia en el norte de Francia. Imaginaros 15 horas en la banqueta trasera del Seat 132 de mi padre, parando sólo para cambiar de conductor, mear o echarle
combustible al coche. Esos viajes duraron por lo menos hasta que alcanzé
los 18 años, pues recuerdo algún viaje en el que yo también me turnaba con mi padre y mi madre para devorar kilómetros al volante.
En aquel entoces el avión era todo un lujo. Sólo recuerdo alguna ocasión en la que sorprendidos por un triste acontecimiento, realizáramos el viaje en avión.
Hoy en día, gracias a la evolución, la competencia entre empresas, ni se nos pasa por la cabeza el realizar este tipo de desplazamiento en coche, y mis hijos se encuentran tan cómodos en un avión.
Por otro lado, nunca me di cuenta de lo afortunado que era por vivir en un país y conseguir involuntariamente así un aprendizaje de otro idioma y de otra cultura, y lo que es más importante todavía: que me abriera a otras formas de pensar y de vivir.
Espero que algún día mis hijos agradezcan esta obligada oportunidad.
Solo me queda una pregunta que realizar: Cómo viajarán los hijos de mis hijos?...
24 de enero de 2006
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1 comentario:
Lo primero, me sigues sorprendiendo François tu perfecta expresión en lenguaje.
Sólo espero que vosotros regreséis a España, un poco más tarde un poco más pronto, pero que volváis para estar toda la familia más cerca, aunque la tecnología siga avanzando, y ello permitiera que pudierais venir con más frecuencia si cabe...porque a la hora de la verdad, no es lo mismo estar a muchos km. que a pocos de distancia...Hay una parte de la relación familiar que se pierde de alguna manera, y no se recupera...aunque no lo creamos!
Y esto lo habéis podido comprobar en vuestras propias "carnes", y te lo pueden decir tus padres, François...aunque como bien dices cuanto más se mueve y viaja uno de país en país, más te abre la mente, y se aprende muchísimo.
Claro que nada es perfecto en esta vida, y que hay que tomar elecciones de vez en cuando, con las que ganas unas cosas, pero automáticamente se pierden otras...
Y sobre la "pregunta" de cómo viajarán los hijos de tus hijos...se supone que por mal que va el mundo...como he dicho antes, la tecnología sigue avanzando, y muy rápido, con lo que..a saber!
A lo mejor tenemos que volver a viajar en carro....
Esto lo digo, por aquello de que se decía, que la "Cuarta Guerra Mundial" iba a ser a pedradas....
De momento, hay que seguir viviendo el día a día como mejor podamos, y a disfrutar de lo que nos ofrece esta maravillosa tierra, rodeados de los nuestros y/o de toda aquella gente que realmente nos aporte algo...
Te repito, François, piensa a ver qué libro podrías escribir...a lo mejor, publicas uno...te cambias de profesión, y te cambia la vida!!
Uno no sabe a veces dónde tiene el destino...
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